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El Éxodo

El llamado "Éxodo" fueron dos movimientos migratorios que tuvieron lugar entre los años entre los años 3 y 4 de la Edad del Fénix. 

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Los orígenes del Éxodo hunden sus raíces en el éxito de la Separación. Nimuria, bajo el reinado de Essnol Cindersky, se había convertido en el primer reino de Vagyn en rechazar la alianza entre el Trono y el Altar y, no conformándose con eso, había creado una legislación con el objetivo explícito de incapacitar a la religión como una fuerza institucional en la vida pública al negarles la financiación gubernamental y ocupar un lugar, por mínimo que fuese, en áreas como el gobierno o la educación. 

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La mayoría de los reinos, donde existía una relación más estrecha entre la corona y una religión que fungía como religión oficial, vieron lo ocurrido en Nimuria como un asunto interno, pero siguieron de cerca los acontecimientos, viendo cómo surgía una corriente que abogaba por seguir el ejemplo de Nimuria y despojar a la religión de influencia, la llamada corriente “separatista”, pero donde todo fue seguido con más atención fue en los reinos de Kaztzakt, Southia y Nilt. Los tres reinos eran nominalmente monarquías no muy distintas a Nimuria, pero en la práctica, sus reyes eran poco menos que figuras decorativas sometidas al férreo control del Clérigo Superior de la Fe de Ausilly, que era quién realmente gobernaba los tres reinos desde la Ciudad Sacra de Kanaies. En la practica, dichos reinos eran considerados como las únicas teocracias del continente y al ser las tierras mas cercanas a Nimuria, en Kanaies se pusieron bastante nerviosos cuando llegaron las noticias de lo ocurrido en Khalut, especialmente lo ocurrido con la Iglesia de Vyvasni, que fue completamente borrada del mapa en tan solo un año. La Fe de Ausilly dominaba con mano de hierro los tres reinos desde hacía ya 260 años y, por primera vez desde entonces, se vieron obligados a considerar seriamente la posibilidad de que las cosas escapasen a su control. El triunfo de la Separación fue una llamada de atención imposible de ignorar para Kanaies, cuyos jerarcas tuvieron claro que debían tomar medidas para evitar que algo así ocurriera en los reinos que controlaban. No perdieron el tiempo y la Fe de Ausilly se apresuró a reforzar su férreo control sobre los tres reinos, siendo no pocos los que acabaron en la hoguera acusados de separatismo. Todos esos muertos fueron un claro mensaje por parte de Kanaies: No iban a tolerar ni la mas mínima insinuación de separatismo.

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Pero no fueron los únicos que se pusieron nerviosos. Las comunidades Zerian de los tres reinos también vieron con inquietud el éxito de la Separación, pero por otro motivo: Temían que la Fe de Ausilly les hiciera pagar los platos rotos. Ya por entonces, su situación en los tres reinos era mala, pues eran discriminados y marginados socialmente, algo que la Fe de Ausilly alentaba. Tenían prohibido servir en la administración y, por regla general, se les culpaba de todos los males que sufrieran los tres reinos, ya fuesen reales o imaginarios. Y las comunidades Zerian de los reinos contemplaron con estupefacción y esperanza como, en el año 3, Nimuria promulgó una ley que les concedia los mismos derechos que los humanos. En Nimuria, un Zerian podía servir en la administración y, si era necesaria la leva, podían servir en el Ejército. Y a pesar de ser un reino esclavista, los Zerian gozaban de una protección especial, pues esclavizarlos estaba prohibido expresamente por dicha ley. No les costo mucho intuir la dirección en la que iban a ir las cosas para ellos: Daban por sentado que la Fe de Ausilly no pararía hasta obtener el derecho legal de imponer la uniformidad religiosa, que los reyes se lo darian mas temprano que tarde y que entonces, les darán tres opciones: Convertirse, irse o morir. Reunidos en asamblea, los Zerian tomaron una decisión dura y dolorosa, pero necesaria: Abandonar los tres reinos.

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Los primeros en abandonar su reino fueron los Zerian de Nilt, que se unieron a los de Kaztzakt y Southia cerca de la frontera con Nimuria mientras representantes suyos se reunían con el rey Essnol para obtener el permiso para establecerse en sus reinos, un permiso que fue concedido, por lo que el Dia de Medio Año es conocido entre los Zerian como el Dia del Éxodo, el día en el que, salvo unos pocos que se quedaron, entraron en el territorio de Nimuria. Tras recibir el permiso del rey, la mayoría de los Zerian se establecieron en el lado norte del lago Qail, donde había una amplia llanura y un frondoso bosque. Todo cuanto se les pidió fue que mantuvieran en buen estado los puentes y caminos de la región, que ayudasen tanto a los mensajeros de la Corona como a los viajeros y que reconocieran la autoridad de Khalut. Antes de marcharse, le dijeron una frase profética a los elfos: “Nosotros nos marchamos hoy, hacedlo vosotros también antes de que os obliguen”

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De inmediato, las cosas empezaron a mejorar para los Zerian, que gozaron de un régimen especial: La región formaba parte de Nimuria, sometida a sus leyes y costumbres, pero con un alto grado de autogobierno, y prueba de ello fue que el rey permitió que escogieran de entre los suyos a la persona que representaría los intereses de los Zerian ante la corte de Khalut, algo que fue recibido en Kanaies con estupefacción. 

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La marcha de los Zerian fue muy celebrada por la Fe de Ausilly, que ansiaba la total uniformidad religiosa en los tres reinos, y solo una cosa se interponía, la comunidad élfica. Posiblemente teniendo en cuenta las palabras de Vicar Levente, el embajador de Nilt ante la corte de Khalut, que había advertido en su dictamen reservado que la marcha de elfos y Zerian podía constituir una pérdida irreparable para los intereses de los tres reinos, la fe de Ausilly se reunió con las autoridades élficas de los tres reinos y les puso sobre la mesa la posibilidad de convertirse a dicha fe, una oferta que fue rechazada de plano. Rechazada la idea de la conversión, la Fe de Ausilly puso en marcha la maquinaria de la expulsión, algo a lo que los tres reyes se opusieron, seguramente influidos por las palabras de Vicar Levente. 

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Pero en Khalut, que seguía de cerca la situación, no se hacían falsas esperanzas. Sabían que, más temprano que tarde, la Fe de Ausilly se saldría con la suya y, siguiendo el consejo del consejero Zerian, empezó a prepararse para el momento en el que, finalmente, los tres reinos cedieran. La corte del Fénix intuyo que ese momento podía ser cuestión de días o semanas en mayo del año 5 de la Edad del Fénix, cuando todos los derechos y protecciones de las que gozaban los Zerian por ley fueron ampliadas a los elfos.

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La decisión llegó justo a tiempo, porque el día de Medio Año, coincidiendo con el primer aniversario del Éxodo Zerian, tras varios meses aguantando, Nilt cedió ante la Fe de Ausilly y promulgó el Edicto de Kanaies, que decretaba, en nombre de la uniformidad religiosa, la expulsión de los elfos y Zerian que hubiera en Nilt. Tan solo un día después, Southia y Kaztzakt siguieron sus pasos y promulgaron el mismo edicto bajo las siguientes condiciones: 

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  • La expulsión era definitiva, los elfos y Zerian que se marcharan de Nilt no podrían volver jamás a dichos reinos. 

  • No se haria ninguna excepción. Todos los elfos debían abandonar los reinos, sin importar su edad, residencia o lugar de nacimiento, afectando también a los que no pertenecieran a ninguno de dichos reinos. 

  • El plazo para abandonar los reinos era de cinco meses. A partir del 1 de noviembre, cualquier elfo o Zerian que volviese a dichos reinos seria castigado con la pena de muerte y la confiscación de sus bienes. Todo aquel que los ayudara u ocultaran serían castigados con la confiscación de sus bienes. 

  • Tenían permitido vender sus bienes inmuebles, pero no en moneda acuñada en oro o plata. 

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Vicar Levente, el embajador de Nilt en Nimuria, protesto en términos bastante fuertes, lo que le valió su destitución inmediata, aunque no fueron pocos los que dijeron que fue el Clérigo Superior quien ordenó su destitución y que el rey de Nilt se limitó a obedecer las órdenes dictadas desde Kanaies. Vicar Levente decidió no volver a Nilt y se exilió en Nimuria. Por su parte, una vez obtuvo el permiso de Mudfasaland, Essnol mando a la Armada a dicho país para evacuar a los elfos de Nilt, mientras que en Southia y Kaztzakt, siguiendo el ejemplo de los Zerian, pasaron a Nimuria. En solo tres meses, los tres reinos quedaron completamente libres de la presencia élfica. Esos meses fueron recordados en Nilt, Southia y Kaztzakt como los “meses de ceniza”, pues no fueron pocos los elfos que prefirieron quemar sus bienes inmuebles a sabiendas de que la Corona de Nimuria iba a compensarlos. Los elfos se establecieron en dos lugares, la orilla sur del lago Qail, siendo vecinos de la comunidad Zerian, y en el bosque del sureste, donde experimentaron un renacimiento de su cultura. Se les pidió los mismos deberes que a los Zerian y su situación era similar: Eran súbditos de Nimuria, sujetos a sus leyes, pero gozando de un alto grado de autogobierno. 

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La expulsión de los elfos fue muy celebrada en Kanaies, que por fin había logrado su anhelado objetivo de lograr la uniformidad religiosa en los tres reinos que, algún día, convertirían en la Teocracia de Kanaies, pero fue todavía más celebrado por la corte de Khalut, que demostraba al pueblo lo que podía ocurrir cuando una religión era tan poderosa que dictaba la política de tres reinos, demostrando la sabiduría de las Leyes de Separación y acallando las pocas voces que quedaban contrarias a dichas leyes. Cuando, poco después de la expulsión, tuvo una reunión con los embajadores de los tres reinos, que intentaron hacerle ver la sabiduría de sus reyes al expulsar a elfos y Zerian, Essnol se burló abiertamente de los reyes de Nilt, Southia y Kaztzak con una frase que fue largamente recordada: “¿Os atrevéis a llamar sabios a vuestros reyes, unos peleles que han empobrecido y debilitado sus reinos para enriquecer y fortalecer el mío? Deberían hacérselo mirar, pues tenían riquezas y poderío militar, y simplemente porque el Clérigo Superior de Kanaies se lo ha ordenado, ambas cosas están ahora a mi disposición

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Con el tiempo, la advertencia lanzada por Vicar Levente empezó a hacerse realidad. Los elfos se convirtieron en súbditos leales de Nimuria y pusieron a disposición de su nueva patria sus conocimientos en construcción, magia y armas. La arquitectura élfica se hizo especialmente visible en la nueva capital, Aenthas, mientras que el diseño de las armas élficas ganó peso en la guarnición de la capital. Su talento para la magia tampoco fue desaprovechado y cuando se fundó la Acamemia Real de Funakoshi, la academia mágica tuvo como cuerpo docente a elfos.

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